Últimamente está muy en boga esto de 'saber soltar'. ¿Pero qué pasa con el 'saber sostener'?
La era postmoderna en la que estamos inmersos es experta en lo cambiante y en lo efímero. De ahí que encaje esta necesidad de soltar, de desprenderse, de prevenir que las cosas queden tan sólidas que no puedan cambiar, apostando así por lo volátil donde asegurar que todo puede modificarse cuando uno quiera.
Los cimientos de esta postmodernidad que Z. Bauman denomina SOCIEDAD LÍQUIDA se asientan a partir de tres elementos básicos: la globalización, una racionalidad excesiva y el progreso de la comunicación tecnológica donde lo que vemos a través de los medios crea más realidad que lo que vivimos. Todo ello dibuja un mundo precario y preocupantemente individualista donde todo es provisional y estamos ávidos de novedades constantes en las que renovar lo que hasta ahora teníamos.
Por una parte todo ello genera una fuente inagotable de posibilidades donde la identidad ya no está sujeta a lo universal como pasaba antes. Ahora se tiene mayor libertad para acceder a lo que se quiere o cambiar lo que no se quiere. Las cosas no duran mucho así que todo puede ser diferente en poco tiempo.
Pero la otra cara de la moneda es que desarrollarse bajo estos parámetros resulta agotador. Siempre van a haber nuevas oportunidades que van a devaluar las existentes, así que nadie puede sentirse seguro del todo.
La paradoja es que somos más libres que nunca y al mismo tiempo nos encontramos más impotentes que nunca.
De hecho, esta sociedad que tanto sabe de soltar pero poco de sostener es caldo de cultivo de la ansiedad ya que propone un escenario carente de elementos suficientemente previsibles, seguros y duraderos. Lo mismo pasa con un vaso lleno de un líquido, cualquier empujón modifica la forma del agua del recipiente. ¿Cómo sentir seguridad si nada permanece, todo acaba caducando y es fácilmente reemplazable?
En gran parte es por esto que me encuentro tantos casos en consulta en un estado de crisis a medida que cambia su ciclo vital o se impone el paso de los años ya sea en su imagen, su salud o su sensación de libertad. Aparece gran miedo a que las cosas no sean como antes y tienen dificultad para tolerar una realidad que se impone y que limita la satisfacción de sus deseos tal y como pueden hacerlo en otras muchas áreas de su vida . Permanecer en la emoción y sostener las pérdidas que conlleva cada etapa es algo que resulta todo un desafío tras haber crecido en una sociedad donde todo es fácilmente modificable.
Pero por mucha modernidad, ¡lo que no podemos alterar es el transcurrir de la vida!
Por eso, a nivel de salud también es muy necesario saber acoger lo que nos llega, aprender a sostener nuestro 'sentir' y poder establecer compromisos más o menos estables sin necesidad de alterar los elementos que nos rodean de forma constante. Conviene saber enfocar la energía en lo que hay, en lo presente, en permanecer a pesar de los cambios.
Así que es importante saber SOLTAR. Pero para ello, ANTES TAMBIÉN ES NECESARIO saber SOSTENER.
Considero que tanto soltar y sostener son igualmente necesarios para sanar y reparar, pero es importante el orden de los factores. Si no sabes sostener tus estados emocionales y sostenerte a pesar de un contexto adverso , el soltar no va a ser un mecanismo que te capacite funcionalmente en la vida. Y del mismo modo, si tienes miedo a que las cosas se transformen de algún modo y te aferras a ellas buscando su incondicionalidad e inamovilidad, convendrá que aprendas a saber soltar cuando sea necesario para desarrollarte constructivamente en la vida.
