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  • Foto del escritorSílvia Pérez

RENCOR EN LA PAREJA




El rencor es uno de los sentimientos más costosos de manejar con el que debe bregar el terapeuta de pareja (Gordon, C K. Baucom, DH 1998).


El rencor es un sentimiento que puede volverse muy destructivo en la pareja si no se repara a tiempo pues supone cultivar y estimular una mirada negativa hacia el otro, algo que salpica gravemente la relación y en consecuencia el bienestar emocional de ambos.


¿Cómo se gesta EL RECOR?


El rencor puede gestarse de dos formas ya sea de manera repentina provocado por un hecho puntual (como podría ser una infidelidad) o a través del tiempo por la acumulación de varios agravios (como podría ser una sucesión de situaciones en las que la pareja se siente despreciada o poco valorada por el otro). En ambos casos la afrenta es vivida con suficiente gravedad como para que el vínculo en la pareja quede significativamente dañado.


¿Es fácil detectar si hay rencor en la relación?


Cuando en la pareja prevalecen los gestos negativos en su dinámica (reproches, críticas, desprecios, silencios, falta de valoración a las acciones positivas del otro...) es probable que el rencor haya hecho acto de presencia.


Sin embargo, esto no es indicativo que uno sea consciente de hasta qué punto está sintiendo renco. Y en el caso que haya consciencia puede resultar difícil que haya un reconocimiento explícito.


Sin embargo es imprescindible identificar si el rencor está incidiendo en la pareja porque, por el contrario, ignorarlo puede impedir que la relación evolucione de forma saludable.


¿Cómo detectarlo?


La consabida frase "puedo perdonar, pero no olvido” encubre a menudo la imposibilidad en realidad de pasar hoja y perdonar. Y para poder resolver cualquier crisis de pareja resulta indispensable partir de un escenario donde realmente uno esté dispuesto a dar una nueva oportunidad al otro. Y aquí no sólo bastan palabras y buenas intenciones sino que es necesario activar gestos y hechos en coherencia.


¿Qué hacer con el rencor?


Hoy en día que la separación es una posibilidad igual de legítima que continuar en pareja, mantenerse en el rencor dentro de la relación es un sinsentido.

Seguir albergando rencor dificulta poder apreciar ningún aspecto positivo del otro la cual cosa probablemente activa la peor parte de cada uno. Mi recomendación en estos casos es que cada uno haga un acto de reflexión honesta consigo mismo y se pregunte seriamente hasta qué punto se siente capaz de poner voluntad y recursos para resolver la situación de pareja. Si la respuesta es positiva va a tener que poner toda la carne en el asador para colaborar activamente en esa causa: el miembro transgresor va a tener que estar dispuesto a reconocer el daño que ha infringido al otro, y éste último va a tener que estar dispuesto a escuchar la posición del otro y estar abierto a generar un contexto facilitador para poderlo perdonar.


<<<< ¿Qué pasa cuando no se puede acabar de digerir el rencor?


Algunas veces sucede que por mucho que el miembro transgresor haga actos de reparación, nunca parece ser suficiente para que pueda ser perdonado por el otro miembro afectado. Cuando este escenario se sostiene durante meses o años acostumbra a ser un indicativo de irreversibilidad.


Cuando esto sucede, la relación queda presidida por la voluntad de castigo al cónyuge transgresor volcándole a vivir en una penitencia que a pagar “in eternum”. Esta dinámica es muy lesiva para los dos porque quedan atrapados en una situación sin salida donde uno castiga al otro por los agravios sufridos del pasado y el otro paga eternamente su falta sin eficacia. ¿Cuál es el resultado? Un presente salpicado por altas dosis de rabia y frustración que llevan a la pareja a vivir en un absoluto infierno.


Así que por el bien emocional de cada uno no es aconsejable alargar este tipo de situación de 'hacer la vida imposible' al otro. Conviene que seamos más inteligentes y hacer un cambio de estrategia porque decidir librar una batalla contra la persona con la que todavía convives y a la que sigues 'eligiendo' como compañero/a es tirar piedras contra el propio tejado porque el ambiente se torna nefasto para todos. Llegado este punto es momento de replantear seriamente una separación a tiempo  antes que las cosas se compliquen más de lo que están.


>>>> ¿Qué hacer cuando se dan las condiciones básicas para reparar el rencor en la pareja?


En estos casos es importante hacer un trabajo de reflexión y reformulación en base a los conceptos de culpa, responsabilidad y coparticipación.


  • Substituir la culpa por responsabilidad

Permite conectar con una posición más proactiva donde el miembro transgresor se reconoce como responsable principal de lo sucedido ya que de manera unilateral y sin la aprobación del otro ha tomado decisiones cuyos efectos han sido perjudiciales para la pareja. Este contexto donde el miembro afectado hace explícito el daño recibido y siento que el otro lo escucha, lo reconoce y asume su responsabilidad es condición básica para empezar a movilizar gestos de reparación hacia la pareja.


A veces, el miembro transgresor puede tomar una posición evitativa a la hora de 'afrontar' la situación ya sea minimizando el impacto, quitándole hierro o evadiendo el tema. Esto puede suceder cuando previamente han habido intentos fallidos de tratarlo y se ha topado con la dificultad de sostener la carga de agresividad y reproches de su pareja. ¿Es una buena estrategia? Mi experiencia me dice que lejos de aliviar el impacto de los hechos provoca reacciones más incendiarias en el otro y alimenta más la sensación de rencor. Para que el rencor vaya tomando cauces más sosegados es crucial que en una primera fase el transgresor pueda ofrecer una escucha empática a su pareja, se ponga en su lugar y recoja su dolor.


  • Plantear la coparticipación de cada miembro tanto en el problema como en la solución

Hay que entender que el cónyuge traicionado, tanto con sus acciones como con sus omisiones, también puede haber participado en cierto modo a generar un contexto favorable a que los agravios se vayan cocinando.


Atender esta posibilidad suele ser un tema delicado puesto que el miembro traicionado puede sentir injusto que, además de vivir el agravio, tenga que plantearse si ha colaborado de algún modo a que esta situación se desencadene. Pero como es sabido, toda relación de pareja se compone de dos unidades a partir de las cuales se genera una dinámica circular en la que lo que uno hace/siente/dice afecta a lo que el otro hace/siente/dice el otro y viceversa.


De tal modo, cuanto mayor madurez y apertura haya en los miembros a la hora de revisarse sin tantas defensas, será garantía de buen pronóstico para que se activen cambios y se pueda reparar el agravio.


  • Escucha empática inversa: la vivencia del transgresor

Más adelante va ser importante llegar a un punto donde se dé una escucha a la inversa de manera que el miembro transgresor pueda explicitar qué le ha podido llevar a hacer lo que ha hecho, si tenía necesidades previas no satisfechas y cuáles han sido las circunstancias que quizás han facilitado sus acciones.


Ser una “oreja amiga” para el otro facilita una comunicación funcional dentro de la relación y posibilita un acercamiento emocional entre ambos muy reparador. Además, todo ello ayuda a que el miembro traicionado empiece a trascender su posición de víctima entendiendo que sus acciones también son claves para mantener el conflicto o bien para buscarle una solución reparadora.


Se trata de acabar de contextualizar con detalle esas experiencias, de manera que disminuyan los sentimientos de culpa tan poco productivos desde una perspectiva positiva y, por el contrario, se estimule el aumento de la responsabilidad.


En definitiva, para trascender la situación de rencor en a pareja es imprescindible que ambos estén dispuestos a escucharse y reconocer las necesidades del otro y, a la vez, asumir parte activa sobre el papel que cada uno tiene para hacer las cosas diferentes y satisfacerlas.

Resulta admirable cuando en la pareja se ponen en marcha elementos de empatía, comprensión y autocrítica constructiva para resolver los desencuentros. Esta actitud de colaboración positiva es un marco básico para empezar a hacer las cosas de forma diferente y conseguir avanzar de forma sana y constructiva en la relación.

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