¿Qué matices y colores decoran tu vida?
A veces ponemos demasiada energía en el plano mental buscando entender de qué va la vida, controlar lo que nos pasa y encontrar certezas y mientras tanto nos olvidamos de lo más importante: ¡VIVIR!
Porque sólo a través de vivir, de colorear tu lienzo, de experimentar en el plano real... es cuando uno puede responderse cosas tanto de sí mismo como de la relación con los otros, como de la vida en general.
Lo mejor de todo es que cada uno es el artista de su propia historia y cuantos más matices incorpores a tu paleta de colores, más contenido, más riqueza y más sabiduría estarás volcando a tu vivencia. Ciertamente esto también te llevará a contactar con mayor complejidad pero esta complejidad también dota de gran belleza a la vida.
Un día escuché a alguien hablar de las emociones haciendo una analogía con las teclas del piano y decía que en general tenemos una pobre percepción de nuestros estados emocionales: bien/mal/normal, alegre/triste/enfadado, etc. Esto trasladado a un teclado sería como haber aprendido a tocar la nota Do de cada escala, cuando en realidad hay 6 notas más con sus sostenidos y bemoles que hacen variaciones sutiles pero sustanciales dentro de la melodía.
¿Os imagináis una canción compuesta solo con una nota? ¿Y con sólo las teclas blancas? ¿Y qué pensáis si añadimos semitonos usando también las negras? ¿Mejoraría no? Evidentemente que a medida que añadimos notas la pieza adquiere mayor complejidad pero probablemente también belleza. ¡Y ya ni hablemos si añadimos cambios de ritmo e intensidad!
A eso me refiero cuando hablo de sumar contenido, riqueza y sabiduría a medida que experimentamos, porque cuanto más colores usamos para pintar nuestro lienzo, caemos en la cuenta del amplio espectro de tonalidades que decoran la vida y esto nos invita a alejarnos de simplificaciones, de dogmas y de juicios. Atreverse a colorear la vida navegando por sus claroscuros es una posición valiente a la par que estimulante.
¿Así, qué? ¿Coloreamos?
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