La magnanimidad es una virtud que se relaciona con la grandeza de alma a través de la cual una persona muestra su nobleza.
Se trata de un valor que permite a la persona ser consciente de su valía personal y, a pesar de no buscar el honor como finalidad ni pretender la alabanza, acepta y se siente merecedor del honor cuando éste le llega. Como en todo, existen dos polaridades que, ya sea por exceso o por defecto, acaban siendo perjudiciales:
POR EXCESO: LA VANIDAD. Sería aquél que se percibe mejor que el resto y busca vanagloriarse a ojos de los otros mediante lo banal, el uso de la fama o los honores cuando en realidad es ignorante de sí mismo y de sus limitaciones.
POR DEFECTO: LA PUSILANIMIDAD. Se trata de aquél que a pesar de ser digno de cosas positivas se priva de ellas porque no se siente merecedor. No se percibe capaz ni digno y, por miedo o por vagancia, no trasciende sus posibilidades.
La magnanimidad reside en el equilibrio de estas dos polaridades y se manifiesta en forma de prudencia de quien goza de sabiduría. La fuerza de la persona magnánima habita en su interior y no se interesa por lo material ni lo aparente sino que persigue la verdad y la autenticidad del ser. Su determinación le lleva a hacer el bien y asume aquellos desafíos magnos mientras que relativiza y se despreocupa de aquellos asuntos menores.
La ausencia de conciencia o de aprecio hacia la magnanimidad nos aboca a dejarnos llevar por lo que está establecido a regirnos sin más por lo que van marcando las circunstancias.
Sin embargo, hacer presente el valor de la magnanimidad nos orienta a afrontar retos que suponen gran esfuerzo personal. Nos dirige a hacerlo desde la templanza, la perseverancia y la rectitud la cual cosa nos empuja a expandir al máximo nuestro potencial humano llevándonos a la autosuperación.
Aunque implica gran inversión de energía y de tiempo, perseguir aquellas acciones modestas y silenciosas pero que están cargadas de contenido y que se dirigen a trascender nuestras limitaciones, se convierte en una buena causa en si misma en la medida que nos llevan a la mejora individual y a la expansión del propio desarrollo del ser.