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Foto del escritorSílvia Pérez

Entender y superar la Ansiedad


La mayoría que pertenecemos a sociedades del primer mundo nos vemos sometidos en mayor o menor medida a periodos de ansiedad, fruto del ritmo estrepitoso al que nos vemos avocados día a día: plazos de entrega, obligaciones familiares, actividades diversas en nuestro tiempo de ocio, etc. Del mismo modo, la ansiedad también es uno de los síntomas principales que llevan a las personas a acudir a terapia.



¿Qué tipos de ansiedad existen?

La expresión de la ansiedad es variada. Puede manifestarse de forma LOCALIZADA, dándose en determinadas situaciones como a la hora de coger transporte o conciertos masificados, o también en forma de fobia hacia determinados objetos o seres como las agujas o arañas. Pero también la ansiedad puede expresarse de forma GENERALIZADA, siendo una sensación crónica que impregna la vida de quien la padece.

¿Cuál es la función de la ansiedad?

La función fundamental de la ansiedad es alertarnos de una sensación de amenaza, que puede ser real o imaginaria, ligada a una vivencia de vulnerabilidad e indefensión que hace que se viva la amenaza desde la incapacidad para poderla afrontar. Según Klein, parte de un miedo a ser aniquilado, a ser dañado de alguna manera. La ansiedad, a diferencia de la depresión, es una fuerza activadora que, en parámetros de normalidad, es necesaria porque nos lleva a la acción con el fin de capacitarnos y enfrentar lo que nos genera amenaza.

Indicadores para evaluar la gravedad de la ansiedad

Existen 3 parámetros para valorar la gravedad de cualquier síntoma: la intensidad, la frecuencia y la interferencia que tiene en la vida cotidiana. Cuando alguno o todos estos parámetros están alterados hasta el punto de impedir llevar una vida con normalidad ya sea porque afecta a la vida laboral, a las relaciones sociales o nos impide realizar actividades habituales del ritmo diario (coger transporte, conducir…), es importante poner remedio e interrumpir el circuito. Si la ansiedad hace que evitemos ciertas situaciones, que nos aislemos, que no afrontemos el malestar… es conveniente pedir ayuda. La ansiedad, cuanto más se pospone, más terreno va abarcando y las consecuencias pueden ser graves.

¿Qué hay detrás de la ansiedad?

La ansiedad altamente activada es una manifestación de algo más complejo. Normalmente es un síntoma que nos revela muchas otras preocupaciones que, por diferentes motivos, no están siendo atendidas. Es común que las personas con ansiedad tengan dificultades para contactar con el mundo emocional, con lo cual la ansiedad se convierte en una puerta de acceso clave para revisar qué otras cosas o preocupaciones están sucediendo en nuestra vida y no hemos estado prestando suficiente atención, pues la ansiedad nos alerta que hay otros aspectos que nos están afectando más de lo que nos pensamos.

¿Qué no hacer con la ansiedad?

La ansiedad muchas veces genera tal malestar que la persona prefiere evitar la situación que la provoca con el fin de eliminarla de inmediato. Pero en realidad la está empeorando y a la próxima vez que se le presente una situación similar es probable que la ansiedad y la necesidad de evitación sea mayor. Otra forma errónea de intentar distraerla y sosegarla momentáneamente es mediante conductas compulsivas (comida, ejercicio, drogas, trabajo, sexo, etc.), que ayudan a aparcarla por un tiempo inmediato pero que, una vez más, no la resuelve sino que la mantiene e incluso la agrava.

Estas (malas) estrategias sólo hacen que reafirmar nuestra sensación de incapacidad para tolerar cierto grado de tensión e incomodidad propias de la vida. Al escapar de la ansiedad sólo se consigue alimentar más los miedos y nuestra sensación de vulnerabilidad, justo lo que genera y perpetúa un circuito generador de ansiedad propio que cada vez es más poderoso y aniquilante porque finalmente la propia vida se convierte en un constante diseño de mecanismos para evitar la ansiedad a toda costa.

¿Qué ayuda a superar la ansiedad?

A continuación dejo algunos aspectos claves a tener en cuenta para superar la ansiedad. En cualquier caso, si la intensidad, frecuencia e interferencia en la vida de la persona es alta, es conveniente ponerse en manos de un psicoterapeuta especialista.

  • Comprende el significado particular que se esconde tras el síntoma ansioso. A partir de darle un sentido se puede abarcar lo que la desencadena, desenmarañar todo lo que la mantiene activa e ir trabajando el contenido de base que la genera para acabar desarticulando su funcionamiento dañino en la vida de la persona.

  • Identifica y modifica los pensamientos asociados que activan la ansiedad y son disfuncionales: "no voy a poder soportarlo", "me va a dar un ataque al corazón", "me muero si alguien me ve así, va a pensar que estoy loco/a", "no soy normal".

  • Aceptar no luches contra la ansiedad. El funcionamiento de la ansiedad es como el de una ola, irrumpe en forma de sensaciones que van aumentando hasta un punto determinado que se compararía con el punto álgido al que llega la ola, y después de ese momento sólo puede bajar, nunca se mantiene por largo tiempo, siempre termina volviendo a la normalidad. Cuanto más centrado/a estés en la ansiedad, más se mantendrá en el punto álgido, así que es importante distraer la atención con otras actividades.

  • Exponte de forma gradual a las situaciones que te provocan ansiedad. Evitar esas situaciones fortalece el círculo ansioso, así que es importante detectar los miedos que hay detrás. La terapia puede ayudar a trabajarlos y afrontar progresivamente los temores asociados.

  • Rebaja el ritmo de actividad. Si se trata de una ansiedad producto de una sobrecarga de estrés, hay algunas actividades que pueden ayudarte a conectar contigo mismo/a y rebajar las revoluciones de tu maquinaria interna, como el yoga, la meditación o desarrollar tu creatividad mediante la música, pintura o baile. También te puede beneficiar reducir el consumo de excitantes como el alcohol o el café y evitar las prisas, la nocturnidad y la realización de deporte de alta intensidad a última hora del día.


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