Cuántas veces nos hemos dicho en algún momento: una partida más y lo dejo, esta es la última vez que entro en las redes sociales, tengo que dejar de pensar en él/ella... y al día siguiente se repite la misma historia y acaban siendo promesas internas que no llegan a cumplirse porque se han convertido en pequeñas o grandes obsesiones que, si no les ponemos freno, acaban por apoderarse nuestro espacio mental y dominando nuestra voluntad.
Esta animación refleja de forma cómica hasta dónde puede llegar una situación obsesiva que, por absurda que parezca desde fuera, puede acabar apoderándose de la persona quien la vive (o padece), constriñendo su mundo a esa sola cosa y modulando sus acciones hasta el sinsentido.
¡Os dejo con el vídeo!