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  • Foto del escritorSílvia Pérez

La historia de una mariposa



Se dice que un hombre encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a casa para poder ver cómo nacía. Un día se dio cuenta de que había un pequeno orificio en el capullo y, entonces, se sentó a observar durante varias horas viendo cómo la mariposa luchaba para poder salir de allí.

El hombre vio cómo se esforzaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeno orificio hasta que, en determinado momento, pareció que aparentemente ya no progresaba en su intento.

Daba la sensación de que había quedado trabada. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y, con unas tijeras pequenas, hizo un corte al lado del orificio para hacerlo mayor y facilitarle la salida. Así fue como la mariposa salió. No obstante, tenía el cuerpo muy hinchado y las alas pequenas y dobladas.

El hombre continuó observando y esperando que, en cualquier momento, las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente como para soportar el peso del cuerpo que se contraería y deshincharía.

Nada de esto sucedió, y la mariposa sólo podía arrastrase en círculos con su cuerpo deformado y las alas dobladas. Nunca llegó a volar. Lo que en su ignorancia no entendió el hombre, inmerso en su espíritu salvador, era que la restricción de la obertura del capullo y la lucha de la mariposa por salir a través del agujero diminuto, era la forma en que la naturaleza forzaba a los fluidos de su cuerpo a ir hacia las alas a fin de que fueran grandes y fuertes para poder volar.

La libertad y el volar sólo pueden llegar después de la lucha. Y, al privar a la mariposa de su lucha, también le privó de su libertad y de su vuelo.


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