En la pareja hay múltiples variables que ponen en juego la construcción y el mantenimiento del vínculo amoroso.
Estas variables quedan recogidas en base a tres componentes:
1. AFECTOS.
El legado de nuestra familia de origen tiene un papel importante en todo ello de modo que nuestra forma de entender el amor está mediatizado por:
El modelo de amor hemos observado en la relación entre nuestros padres
El tipo de apego que nuestros padres nos han ofrecido como hijos
Las experiencias que hemos ido incorporando con nuestras propias parejas sentimentales
Aquí es importante entender el significado que cada uno le da al concepto de relación y de amor.
No todas las parejas tienen el mismo vínculo afectivo. Ni tampoco los miembros de la pareja tienen por qué entender el querer y el sentirse querido de la misma manera.
En función de esto podemos diferenciar dos modelos dentro del mundo de los afectos en la pareja:
- Uno que tiende a LA FUSIÓN: El vínculo con el otro se torna un elemento esencial para la propia existencia y se tiende a generar una dinámica casi simbiótica donde resulta difícil separar el Yo del Tú.
- Otro que tiende a la DIFERENCIACIÓN.
Aquellos que tienen una vivencia más ligada a la diferenciación y autonomía.
2. PODER. Del mismo modo el reparto del poder puede ser distinto en cada pareja. En algunas parejas el reparto está presidido en términos de igualdad, es decir, uno espera del otro lo mismo que el otro espera de uno. Otras parejas se sustentan en base a un intercambio desigual de poder y competencias, por ejemplo, la mujer se ocupa de la casa y el hombre de las cuentas.
La fórmula ideal sería poder tener suficientes dosis tanto de uno como del otro. Crear un patrón mixto y flexible permite delegar en el otro aquellos aspectos en los que es mejor, asumir otras capacidades en las que tú eres más competente y poder tener otros aspectos que se comparten en igualdad de condiciones, alternándose las posiciones de poder. Todas estas características necesitan de un consenso, y siempre que el reparto sea acorde a las
expectativas de cada uno de los miembros puede ser perfectamente funcional dentro de la pareja.
3. PROYECTOS. Aquí se tejen diferentes aspectos que diseñan el propio proyecto vital y las expectativas que se tienen del proyecto futuro dentro de la pareja: el compromiso de cada uno en torno a la formalidad y cohesión de la pareja, la dependencia o autonomía con respecto a la familia de origen, el deseo de convivencia, el deseo de paternidad y las expectativas temporales, y la conciliación del proyecto en pareja con la propia realización personal.
Como vemos, lo mejor de todo ello es que la pareja no se constituye de forma inamovible y estática, sinó que está en constante CO-CONSTRUCCIÓN.
Por eso, la combinación de cada uno de los terrenos mencionados es una filigrana que se construye en base a un TRABAJO MUTUO constante que permite que tengamos margen de acción a la hora de elegir reparar / disolver la relación.