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  • Foto del escritorSílvia Pérez

¿Una calabaza?


¡Buenos días y una ilustración para acabar la semana con un poco de humor!


Se explica que ya en la antigua Grecia se le adjudicaba a la calabaza un carácter antiafrodisíaco que ayudaba a apagar el fuego de la lujuria. Este concepto perduró en la edad media y cuando el clero mascaba pepitas de calabaza se entendía que era una forma de contribuir a su voto de castidad. Incluso en las zonas rurales de Cataluña, cuando los novios eran presentados en familia, si ésta le servía un plato de calabaza significaba que el mozo no era bienvenido.

¡Ay que ver, qué amargo papel el de las calabazas!

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