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Cuando ya no es útil, hay que saber dejar ir

  • Foto del escritor: Sílvia Pérez
    Sílvia Pérez
  • 15 jun 2014
  • 1 Min. de lectura

Si el recuerdo que tenemos de una experiencia se entiende como una proyección a futuro evolutivamente útil, se vuelve lógico y le da un sentido. En la medida que el recuerdo deja de ser aplicable para predecir ese entorno, éste cambia. Y es que el organismo aprende muy veloz qué es peligroso y lo convierte en parte de su sistema de vigilancia. Pero también puede aprender, con las condiciones adecuadas, que el peligro ya no existe.


 
 
 

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