Como observa Bateson, "la esencia de la delincuencia no es el hecho de quebrantar las reglas sino... el de que... las premisas para conducirse como un violador de reglas no son cuestionadas por el medio exterior". Es decir, el adolescente con problemas de conducta está viviendo en un sistema organizado de tal manera que el 'medio exterior' no afecta sus premisas. El muchacho que quebranta las reglas simplemente de limita a decir: "salió mal, la próxima vez no me atraparán" porque en este caso las premisas que sustentan su conducta no han sido tocadas.

Por eso, la terapia con este tipo de problemáticas va dirigida a efectos no sólo de interrumpir la delincuencia sinó de transformarla, ayudando a estructurar premisas más funcionales para la conducta. Es importante que el adolescente pueda conectarse con un contexto más funcional que saque a la luz sus componentes de competencia, los que a su vez confirmarán al sí-mismo no delincuente. Abordar este aspecto es complejo ya que es posible que la comunidad delictiva de su grupo de iguales sea el único lugar donde el adolescente es percibido como un individuo competente y lo necesario en este caso es transferir esta comptencia a otros dominios no delictuosos. De este modo, el deber del terapeuta cuando trabaja con los padres y el adolescente esencontrae situaciones productivas y específicas que mantengan el "sí mismo bueno" del hijo adolescente.